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Itinerario Político
Ricardo Alemán
El Universal
Jueves 26 de julio de 2001
Primera sección

A cambio de la paz con Fox no serán perseguidos
Tregua foxista para lograr un acuerdo político.


Todos negaron su autoría, todos dijeron desconocer de dónde salió, y todos rechazaron haberlo firmado, pero el escandaloso desplegado que los gobernadores del PRI hicieron público y cuyo destinatario era nada menos que el gobierno de Vicente Fox, ya dio sus primeros y muy positivos resultados en favor del priísmo nacional.

Y una primera lectura del saldo positivo del desplegado "carente de madre" deja ver que el temor, que el miedo y hasta el pánico que se apoderó de no pocos políticos y ex funcionarios de todos los niveles de los gobiernos priístas por una eventual rendición de cuentas con el pasado, fue apaciguado por una bien encubierta promesa de "impunidad" con ese pasado, a cambio de colaboración con el nuevo gobierno, para el bien de la República, en el futuro. Como todos recuerdan, en el desplegado "huérfano" (EL UNIVERSAL, 18 de julio) los sedicentes gobernadores del PRI acusaban al gobierno foxista de "desplegar una campaña de agresión, linchamiento y desprestigio" contra las administraciones locales del PRI, y advertían que la administración Fox "se encamina hacia el autoritarismo y la persecución política".

Ayer, y en un desusado gesto de paz, en una auténtica "tregua política", dos de los principales colaboradores del nuevo gobierno –Santiago Creel y Francisco Barrio, secretarios de Gobernación y la Contraloría– ofrecieron "apego irrestricto al estado de derecho", rechazaron la creación de una "comisión de la verdad" y se comprometieron a no hacer de la justicia un escándalo y menos insistir en la persecución política. A los priístas se les propuso impunidad, pues.

Pero vamos por partes. Como lo dijimos en este espacio el pasado sábado, desde hace meses existía preocupación de muchos sectores del PRI por las señales de que el gobierno foxista había empezado a hurgar en el pasado en busca de un "ajuste de cuentas" precisamente con el pasado, al tiempo que se tendían los puentes desde el gobierno federal para impulsar un "acuerdo político nacional": la preocupación del priísmo se catalizó con dos señales que para ellos resultaron "alarmantes"; la ofensiva del PAN contra el gobierno mexiquense de Arturo Montiel –al que se involucró con suficiente razón en espionaje político– y el despido de Mayolo Medina Linares, como secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad.

Las señales hacían suponer al PRI que había llegado el momento de los "ajustes de cuentas", y entre dirigentes, gobernadores y legisladores de ese partido empezó a correr la especie de que era el tiempo de endurecer la postura partidista frente al nuevo gobierno federal. Se convino –desde un sector de la dirigencia del PRI– en dos textos, uno para pedir una explicación a la caída de Mayolo Medina Linares, y otro para reclamar el cese a las persecuciones.

Una "mano negra" manipuló uno de los dos desplegados, el que se refiere precisamente al reclamo por la persecución, al grado de que se pretendía favorecer a un solo gobernador, el del estado de México, que encabeza Arturo Montiel. Esa situación provocó el deslinde de algunos y luego de todos los gobernadores, que de esta manera mostraron dos rostros: uno que los gobernadores del PRI privilegiarán la adulación al Presidente y que se niegan a terminar con el presidencialismo omnipotente y todopoderoso, y dos, que la lucha interna mantiene postrado, dividido y debilitado a ese partido.

Apoyar el desplegado que favorecía a Arturo Montiel, significaba además de un enfrentamiento directo con el gobierno de Vicente Fox, el alineamiento a uno de los muchos grupos políticos priístas, al conocido como Atlacomulco, que intenta quedarse con el más importante proyecto del sexenio, el nuevo aeropuerto internacional. Así, los gobernadores del PRI mostraron una fuerte división, a pesar de que todos sabían que en cualquier momento serían investigados, perseguidos y hasta obligados a rendir cuentas con el pasado.

Pero cuanto ya todos suponían que el del desplegado era un asunto superado, el pasado sábado, en su programa radial, "Fox en vivo, Fox contigo", el Presidente de la República reavivó el debate, al quejarse de que se trataba de un mensaje "muy agresivo" y llamar "mentirosos" a los autores intelectuales del desplegado priísta. Llamó la atención el hecho de que si los propios gobernadores del PRI "recularon" y negaron haber firmado el documento en cuestión, el Presidente lo diera como bueno.

Y es que era no sólo un documento auténtico, sino que las preocupaciones expresadas ahí por los mandatarios estatales del PRI eran ciertas, y existían el enojo, la preocupación y hasta la decisión de no pactar nada con Fox. Por eso, luego del desplegado, el gobierno federal intensificó sus acercamientos con el PRI, al grado de que el pasado martes, Fox regresó al tema y dijo que estaba muy próximo un "acuerdo político" entre las distintas fuerzas partidistas. Y en una suerte de confirmación del deseo presidencial, apenas ayer, acudieron a Luis Donaldo Colosio e Insurgentes, a la sede nacional del PRI, Santiago Creel –a quien el ingenio de Eva Makivar, de "El Financiero", bautizó atinadamente como Santiago Cre él– y Francisco Barrio, los titulares de Gobernación y de la Contraloría, para "fumar la pipa de la paz" con el PRI. ¿Y qué ofrecieron a cambio? Bueno, casi nada, sólo impunidad. Sí, si los priístas estaban preocupados en su desplegado por la persecución del gobierno foxista, Creel y Barrio les ofrecieron que no habrá "cacería de brujas", que no era necesario rendir cuentas con el pasado, y que no habría espectáculos con las deudas de antaño. Y todo ello a cambio de un acuerdo político entre el PRI, sus grupos parlamentarios, sus gobernadores y el gobierno de Vicente Fox.

Y es que de qué otra forma se puede interpretar que dos de los más cercanos colaboradores del foxismo, dos de los más importantes "hombres del Presidente" hayan acudido a presentar al PRI, a su dirigencia nacional, el Programa para la Transparencia y Combate a la Corrupción. Se entiende que el mensaje era que en el combate a la corrupción, no hay cabida para los líderes, dirigentes, gobernadores y más actores políticos o ex funcionarios del PRI. Y si no es ese el mensaje, entonces por qué tratar ese tema en la casa del PRI.

Pero vale preguntar si eso mismo se hará con el PAN y con el PRD: ¿o es que acaso el gobierno de Fox trabaja para y sólo para los priístas? Sin duda que la cortesía política nunca sobra, sobre todo en política, pero también es cierto que siempre lleva un mensaje; "no los persigo, no hay ajuste de cuentas, a cambio de un acuerdo, de que sean aprobadas las iniciativas del gobierno de Fox", pareció ser el mensaje.

Y llama la atención que Santiago Creel dijera que no habrá una "comisión de la verdad" para aclarar el pasado, pero sobre todo que insistiera en aspectos como el siguiente: "Cualquier conducta del pasado que presuponga alguna irregularidad, un hecho ilícito, el compromiso del gobierno de la República es que se tratará y se desahogará por la vía de las instituciones...". ¿Qué no es ese, y sólo ese es el papel del gobierno en materia de impartición de justicia? ¿O qué quiere decir con eso? ¿Qué serán cuidadosos en el gobierno de no tocar a quien no deban tocar? Francisco Barrio dijo que en su nueva fórmula de transparencia y corrupción se buscará "cuidar a la gente buena". ¿Buena para qué o para quién, según quien? ¿O acaso que como buen admirador de Juárez, el secretario de Gobernación aplicará la máxima juarista, esa que reza: "A los amigos justicia y gracia, a los enemigos, justicia"?

¿Qué pensaba Santiago Creel cuando dijo, además, que no habrá "comisión de la verdad"? ¿Eso quiere decir que la sociedad se deberá conformar sólo con lo que el gobierno le quiera decir del pasado, lo que decida el gobierno investigar y divulgar sobre el pasado?

Por donde se le quiera ver, la respuesta del gobierno de Vicente Fox al desplegado del PRI, ese que no tiene "madre" y que negaron haber firmado todos los gobernadores priístas, no es otra cosa que una propuesta de paz, o si se quiere, una "tregua" del gobierno hacia el otrora partido de Estado. Y no debería sorprender a nadie que como lo adelantó Vicente Fox, se encuentre en puerta un acuerdo político entre el Revolucionario Institucional y el foxismo, que no es lo mismo que el panismo.

Y para concluir vale la pena reproducir parte de lo expresado por Dulce María Sauri Riancho, presidenta nacional del PRI en el encuentro con los funcionarios del gobierno foxista, en donde rechazó categórica: "Que se afirme, por ignorancia o dolo, que el PRI y los priístas somos el origen y la razón de la corrupción en México". Y si no son el PRI y los priístas los responsables de la corrupción, ¿entonces quién será el responsable? ¿Será el sereno?, como dicen las abuelitas. Ya olvidó Dulce María que el PRI perdió el 2 de julio del 2000, porque los ciudadanos percibían que corrupción era igual a PRI. ¿O también reclamó que eso sea olvidado y perdonado?



En el camino
Y a propósito de las mujeres del gobierno y del partido en el gobierno, vale recordar que siguen dando la nota. En el primer caso, Luisa María Calderón Hinojosa, senadora del PAN y presidenta en turno de la Cocopa, hizo el milagro de que en televisión, en radio y en la prensa escrita se use el lenguaje coloquial de los mexicanos, ese de los ajos y las cebollas. Dijo: "Cualquier declaración en la prensa, me vale madre de quién, le doy en la madre a la Cocopa". Lo malo del asunto es que igual que Fox, igual que otros panistas como el "Chupón" Juan Ignacio Zavala, se muestra un profundo desprecio a la prensa. Se consolida "El círculo rojo"... Y por otro lado, se confirmó que la señora Martha Sahagún de Fox será la representante presidencial en la toma de posesión del presidente electo de Perú, Alejandro Toledo, lo que deja ver, además del poder que tendrá la esposa presidencial, que se ponen piedras en el camino del "güero incómodo", Jorge Castañeda.

aleman2@df1.telmex.net.mx

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